Una de las primeras técnicas que se aprenden en patchwork es el Log Cabin, nombre que viene por la disposición de las telas, que recuerda a una cabaña de troncos.
Se trata de cortar tiras de tela de diferentes longitudes e ir uniéndolas entre sí. La unión puede realizarse en forma de espiral o enfrentando las telas. El resultado será un cuadrado formado por tiras.
Las telas pueden ir cosiéndose unas a otras, o lo que es más fácil, utilizar una base estabilizadora, soporte o fliselina, en la que se marcará el dibujo y a la que se coserán las tiras de tejido.
Estos son los bloques básicos pero utilizando la misma técnica pueden realizarse multitud de piezas distintas.